Las devastadoras inundaciones repentinas que azotaron el centro de Texas durante el fin de semana han cobrado ya más de 100 vidas, según confirmaron autoridades estatales este lunes 7 de julio. El condado de Kerr, epicentro del desastre, reportó 84 fallecidos, incluidos al menos 28 menores de edad. En condados vecinos como Travis, Burnet, Williamson y Tom Green se contabilizaron otras 20 muertes, mientras que decenas de personas continúan desaparecidas.

Las intensas lluvias, que comenzaron la madrugada del 4 de julio, provocaron el desbordamiento de ríos como el Guadalupe, superando registros históricos y dejando comunidades completamente aisladas. La crecida tomó por sorpresa a cientos de familias mientras dormían, lo que agravó la tragedia.

Uno de los puntos más críticos fue el Camp Mystic, un campamento para niñas que quedó incomunicado tras cortes de energía y servicios. Once menores y una monitora siguen sin ser localizadas, mientras equipos de rescate rastrean la zona con perros y helicópteros.

El Servicio Meteorológico Nacional mantiene alertas de emergencia en varias regiones, ante el riesgo de nuevos desbordamientos. La Guardia Nacional, junto con más de 400 rescatistas, participa en operativos de evacuación y búsqueda.

El presidente de Estados Unidos firmó la declaración de desastre, permitiendo la movilización de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA), que ya trabaja en el terreno.

La magnitud de la tragedia ha conmocionado al país. Autoridades locales advierten que el número de víctimas podría aumentar en las próximas horas, conforme se restablece el acceso a las zonas más afectadas.

La emergencia en Texas se perfila como una de las peores catástrofes naturales del año en Estados Unidos.