Los fiscales de Florida exoneraron a un guardia que había sido acusado de no prestar ayuda a las víctimas durante el trágico tiroteo de Parkland

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Scot Peterson enfrentaba siete cargos de negligencia infantil dado que era el único trabajador de la secundaria con un arma al momento del tiroteo y “no hizo absolutamente nada”, señalaron los demandantes

Un jurado del estado de Florida definió absolver a uno de los trabajadores de la secundaria Marjory Stoneman Douglas, acusado de siete cargos de negligencia infantil -entre ellos, tres por negligencia dolosa y uno por perjurio- tras no socorrer a los estudiantes durante la masacre de Parkland.

Scot Peterson era el único empleado del instituto que aquel 14 de febrero de 2018 portaba un arma y contaba con el pertinente entrenamiento, y podía, por tanto, confrontar al atacante. Sin embargo, el comisionado del Departamento para el Cumplimiento de la Ley de Florida, Rick Swearingen, señaló que el empleado incumplió su deber de protección del alumnado al negarse a investigar el origen de los disparosretirarse de la escena mientras tenía lugar el tiroteo y hasta ordenar a la Policía que se mantuviera lejos del establecimiento.

“No hizo absolutamente nada” durante los 45 minutos que duró el tiroteo y dejó 17 muertos, insistió Swearingen en un comunicado.

Peterson enfrentaba siete cargos de negligencia infantil por “no hacer nada”, según los demandantes (REUTERS)

Asimismo, el fiscal Steven Klinger dijo no entender el accionar del trabajador, que había sido capacitado para responder ante este tipo de episodios. “En una situación de tirador activo vas hacia los disparos. Estás entrenado para ir hacia esos disparos porque cada uno podría ser una muerte”, dijo mientras aseguró que se refugió fuera de la escuela durante 48 minutos, incluso después de que terminara la balacera.

Por su parte, si bien no testificó en el juicio, Peterson hizo saber al jurado, por medio de su abogado, Mark Eiglarsh, que no actuó de mala fe sino que el eco en el edificio de 1200 aulas y tres niveles no le permitía identificar la posición del agresor.

“Hizo todo lo que pudo con la poca información que tenía”, sumó.

Su abogado aseguró que hizo todo lo que pudo con la poca información que tenía (REUTERS)

Los cargos de los que era acusado podrían haber puesto al ex policía tras las rejas durante 100 años aunque se trataba de una sentencia improbable dadas las circunstancias y su prolijo historial. También podría haber perdido su pensión anual de USD 104.000, de habérselo hallado culpable.

La definición del jurado llegó tras dos semanas de deliberaciones y exposiciones de testigos, que incluyeron estudiantes, profesores y agentes que relataron el horror que vivieron aquel día.

Algunos de ellos, inclusive, respaldaron la versión de Peterson y dijeron que no pensaron que los disparos provenían del edificio en cuestión.

Durante la lectura del veredicto, Peterson no pudo contener la emoción y lloró; momentos más tarde, se acercó a su familia y amigos, a quienes abrazó y con quienes festejó la decisión. “Vaya manera de ser un buen ganador” le dijo el fiscal principal Chris Killoran mientras le daba una palmada en el hombro.

Peterson no pudo contener la emoción al oír el veredicto (REUTERS)

“Recuperé mi vida”, dijo entre lágrimas el ex guardia mientras su letrado señaló que se trata “no sólo de una victoria para Scot sino para todos los agentes del orden”.

No obstante, el veredicto despertó enojo entre algunos de los involucrados en el incidente, como Manuel Oliver, padre de una de las víctimas, que declaró: “Háblame del dolor. Peterson obviamente cometió un error y tiene que pagar por ello. Lo más honesto que podría hacer ahora es retirarse en silencio”.

La masacre de Parkland fue uno de los tiroteos que más conmocionó al país y reavivó el debate sobre el control de armas y sobre cómo proteger las escuelas de los ataques con armas.

A mediados de febrero, el entonces ex alumno de 19 años Nikolas Cruz ingresó en la secundaria con un rifle semiautomático y comenzó a disparar contra todos los allí presentes.

El 14 de febrero de 2018, el entonces ex alumno de 19 años Nikolas Cruz ingresó en la secundaria con un rifle semiautomático y comenzó a disparar contra todos los allí presentes (REUTERS)

A raíz de esta balacera, 14 estudiantes y tres miembros del personal murieron, mientras otros tantos resultaron heridos.

Según pudo determinar la Justicia posteriormente, Cruz había conseguido el arma a pesar de tener problemas de salud mental ampliamente conocidos.

En octubre fue condenado a cadena perpetua sin libertad condicional.

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