La congresista demócrata Alexandria Ocasio-Cortez (D-N.Y.), ampliamente conocida como AOC, se prepara para tomar una de las decisiones más trascendentales de su carrera política: postularse a la presidencia de Estados Unidos o disputar un escaño en el Senado en las elecciones de 2028. Según fuentes cercanas a su equipo, ambas opciones están sobre la mesa y podrían alterar de manera significativa el panorama político nacional.

El eventual enfrentamiento en Nueva York contra el líder de la minoría en el Senado, Chuck Schumer, de 74 años, supondría un choque generacional dentro del Partido Demócrata: el veterano representante del ala tradicional frente a la estrella progresista de 35 años.

Durante este año, Ocasio-Cortez ha intensificado su presencia en todo el país, invirtiendo millones de dólares en fortalecer su influencia digital y sumando a su operación a exasesores de Bernie Sanders. Sus giras estatales, incluyendo asambleas comunitarias en el norte de Nueva York, buscan ampliar su atractivo más allá de su distrito en el Bronx y Queens.

Su popularidad se refleja en los números: con más de 36 millones de seguidores en redes sociales y un sólido sistema de recaudación basado en pequeños donantes, AOC supera ampliamente a Schumer y a la mayoría de potenciales candidatos presidenciales. Aliados cercanos consideran que, incluso si no estuviera convencida de una victoria, podría lanzarse a la carrera presidencial para garantizar representación a la facción progresista, como lo hizo Sanders en 2016.

Aunque Ocasio-Cortez y su equipo han evitado pronunciarse oficialmente, la expectativa crece. Para algunos analistas, su meteórico ascenso político desde 2018 la convierte en una figura capaz de reconfigurar las dinámicas de poder tanto en el Senado como en la Casa Blanca. Su decisión, sin duda, marcará el rumbo del Partido Demócrata hacia finales de la década.