NUEVA ORLEANS, LA – El clima de tensión crece entre las comunidades inmigrantes de Nueva Orleans tras el anuncio del Gobierno del presidente Donald Trump del inicio del operativo migratorio “Catahoula Crunch”, una acción que involucra a varias agencias federales y que ya ha encendido las alarmas en barrios de alta presencia latina.

El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) informó que el operativo está dirigido a “extranjeros indocumentados delincuentes que han salido de prisión y regresado a comunidades estadounidenses”, asegurando que la ciudad —catalogada por la agencia como “jurisdicción santuario”— se niega a colaborar con las órdenes de detención emitidas por el Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE).

En un mensaje contundente, la subsecretaria del DHS, Tricia McLaughlin, afirmó que las políticas locales “obligan a las fuerzas del orden a arriesgar sus vidas para expulsar a estos extranjeros delincuentes que nunca deberían haber vuelto a las calles”. La funcionaria calificó de “locura” que personas acusadas de delitos violentos hubieran sido liberadas nuevamente en la ciudad.

Según el comunicado del DHS, los objetivos del operativo incluyen individuos con historial de allanamiento, robo a mano armada, hurto de vehículos y violación.

Mientras tanto, organizaciones comunitarias, activistas y abogados de inmigración han lanzado advertencias urgentes a los inmigrantes sin documentos regularizados, recomendando evitar salir de sus hogares, mantener documentos importantes a la mano y conocer sus derechos ante un posible contacto con agentes federales.

El FBI y la policía estatal de Louisiana también anunciaron un despliegue paralelo para “disuadir ataques contra agentes federales y cualquier intento de obstrucción”, lo que aumenta la presencia policial en varias zonas de la ciudad.

En medio de este panorama, miles de familias viven horas de incertidumbre, temor y confusión, mientras intentan comprender el alcance real del operativo y protegerse de posibles detenciones.