Los productos contra la radiación del 5G no sirven para nada

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Si sólo tienes unos segundos, lee estas líneas:

  • En Internet se venden objetos para, supuestamente, protegernos de las radiaciones de tecnologías como el 5G o los teléfonos celulares, pero en realidad no tienen ningún efecto, según destacan varios expertos.
  • No hay evidencias científicas de que la radiación del 5G y los celulares provoquen efectos adversos en nuestra salud.
  • Entre los productos que se promocionan en Internet hay etiquetas (stickers), pinturas, persianas, cortinas, ropa interior o cascos para animales.

En Internet se venden productos que ofrecen “protección” frente a las radiaciones del 5G o los teléfonos celulares: desde supuestos “escudos cuánticos bloqueadores de señales” a etiquetas (stickers), ropa interior hasta, incluso, cascos para animales. Pero, en realidad, no existe evidencia científica de que este tipo de tecnologías sean nocivas para la salud y estos objetos no nos protegen de nada, según explican varios expertos.

No hay evidencias científicas de que la radiación del 5G o los celulares dañe la salud

Gran parte de la polémica en torno a la quinta generación de tecnología móvil se centra en los supuestos problemas que podría llegar a suponer en la salud. Antes de hablar de los productos que supuestamente nos protegen del 5G, es importante tener en cuenta que hasta hoy no hay evidencias ni se han encontrado pruebas de que este tipo de ondas puedan repercutir en nuestro organismo.

“Hasta la fecha, y después de muchas investigaciones realizadas, no se ha relacionado causalmente ningún efecto adverso para la salud con la exposición a las tecnologías inalámbricas”, señala la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su página web. En Factchequeado te hemos explicado por qué es falso que el 5G cause “falta de oxígeno” y “envenenamiento por radiación”.

Marvin C. Ziskin, médico y profesor emérito de radiología y física médica en la Facultad de Medicina de la Universidad de Temple, en Philadelphia, cuenta al periódico The New York Times que “las emisiones 5G, en todo caso, deberían ser más seguras que las de las generaciones anteriores”.

La Comisión Internacional de Protección Radiológica No Ionizante (ICNIRP, siglas en inglés) se encarga de evaluar literatura científica sobre cómo afectan estas ondas a la salud. Tras décadas de investigación, la conclusión es clara: no hay impactos importantes en el organismo. El único efecto significativo que se ha observado es que pueden calentar ligeramente los tejidos, algo que no es significativo a los niveles de exposición habituales.

Además de seguir estudiando si hay algún efecto sobre la salud, la ICNIRP también fija los niveles máximos de exposición para que estas ondas sigan estando en niveles habituales y seguros.

Tampoco hay evidencias de que las radiaciones no ionizantes de móviles, antenas y dispositivos electrónicos produzcan un efecto sobre la salud en la forma en las que las utilizamos.

Este documento de ICNIRP recopila decenas de estudios sobre los efectos de las radiofrecuencias, y en particular la Appendix B de este documento contiene 39 estudios independientes sobre los efectos de las radiofrecuencias en la salud. Basándose en eso, concluye que “no hay evidencia de efectos de salud desfavorables con exposiciones inferiores a las restricciones indicadas en las líneas guía de ICNIRP ni hay evidencia de mecanismos de interacción que prevean que podrían ocurrir efectos de salud desfavorables debidos a campos electromagnéticos de radiofrecuencias por debajo de esos niveles de restricción”.

Los productos que ofrecen “protección” frente a las radiaciones no sirven para nada

En Internet se venden múltiples productos para, supuestamente, protegernos de las radiaciones de tecnologías como el 5G o los celulares. Kenneth Foster, profesor emérito de bioingeniería de la Universidad de Pensilvania, afirma no conocer “ningún principio físico mediante el cual tales dispositivos puedan funcionar“. “Los vendedores no demuestran su eficacia mediante pruebas científicamente válidas, sino que se basan en la jerga técnica para venderlos”, señala al portal especializado en tecnología Wired.

Además, destaca que “el consumidor medio no tiene forma de saber cómo de efectivo es un dispositivo de protección de este tipo, y probablemente estaría desperdiciando su dinero por una pequeña reducción de la exposición”. A lo que se suma que “no hay ningún beneficio demostrable para la salud siempre que el móvil funcione dentro de los límites de seguridad (como lo hacen los dispositivos que se venden legalmente)”.

Con respecto a las etiquetas (stickers) que se venden bajo la falsa premisa de que son capaces de evitar o ‘diluir’ la radiación, Alberto Nájera, experto en radiología y medicina física y codirector del Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud (CCARS) de España, aclara que se trata de “simples pegatinas de papel”. “No hacen nada. Todos estos utensilios se utilizan para infundir miedo, que la gente siga comprando”, afirma a Maldita.es, medio cofundador de Factchequeado.

Este tipo de stickers se venden desde hace años. En 2021, por ejemplo, se comercializaban con el ofrecimiento de que podían proteger a los usuarios de la radiación 4G. Un equipo de investigadores de la Universidad de Surrey, en Inglaterra, realizó varias pruebas con ellas.

Según explicaron a la BBC, no había pruebas de que estos stickers sirvieran de protección. “No pudimos encontrar ninguna evidencia de que estos productos tuvieran algún efecto sobre la frecuencia o la potencia cuando se usaban según las instrucciones”, afirmó uno de los investigadores.

Ya en 2011 la Comisión Federal de Comercio (FTC, por sus siglas en inglés) aconsejaba a los consumidores evitar productos que supuestamente “protegen” a los usuarios de la radiación de los teléfonos. “No hay pruebas científicas de que los llamados escudos reduzcan significativamente la exposición a las emisiones de los smartphones”, indicaba el organismo.

El precio de los stickers que se venden como ‘antirradiación’ fluctúa de los 5 a los 20 dólares la unidad, a pesar de que al por mayor se vende por unos dólares un paquete de 100 unidades. Menos económicos aún son los calzoncillos antirradiación (60 dólares). “Y, si quieres aguantar toda la semana, tendrás que comprarte por lo menos 3, ¿no?”, reflexionaba Nájera en tono irónico. “Pero, igual que venden esto, venden pinturas, persianas, cortinas… hasta cascos para gallinas. Ahí está el negocio”.

“Yo pensaba que era de broma, pero si buscáis ‘cascos antirradiación para gallinas’, lo encontráis”. ¿Qué es realmente? Un pequeño casquito de plástico, con pintura de efecto metálico, con una pequeña cinta, que se puede colocar en cabezas de gallina (o en todo lo que tenga el mismo tamaño). “Pero aunque fuera metálico o un apantallamiento perfecto, aparte de innecesario [frente a la radiación], es absurdo”.

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