Elecciones en Estados Unidos: a qué se refiere Trump cuando habla de “fraude” a favor de Biden y por qué sus acusaciones son infundadas

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  • Redacción
  • BBC News Mundo

    El considerado “faro de la democracia” pasa por un momento inédito en su historia reciente.

    En medio de una grave crisis política, económica y social, el país celebró elecciones presidenciales el martes 3 de noviembre y pese a que este jueves todavía no había terminado de contabilizar todos los votos, el presidente Donald Trump volvió a declararse ganador y denunció “fraude”, sin ninguna prueba que lo respalde.

    Trump aumentó la tensión en un momento de grave polarización y anunció medidas legales en diversos estados que se espera que determinen el ganador de estas elecciones: Wisconsin, Michigan, Pensilvania y Georgia.

    Por su parte, el candidato demócrata, Joe Biden, pidió “paciencia”, consideró “indignante” y “sin precedentes” las declaraciones del presidente y se mostró confiado en que ganará la contienda.

    Qué dijo Trump
    Este jueves, en una conferencia de prensa en la Casa Blanca, Trump volvió a asegurar sin que hubiera terminado el escrutinio que había ganado e insistió en denunciar que los demócratas estaban tratando de “robarse” la elección, de lo que no aportó pruebas.

    “No hubo una ola azul, como se predijo, sino una ola roja”, refiriéndose a los colores de los partidos demócrata y republicano. “Si cuentan los votos legales, gano fácilmente”, aseguró.

    Trump volvió a hablar de votos ilegales en referencia a votos enviados por correo que se están contabilizando.

    Sus acusaciones en Twitter llevaron a la red social a alertar de que sus mensajes pueden ser “engañosos” y los ocultara parcialmente.

    “Anoche (por el martes) iba liderando [la carrera], a menudo de manera sólida, en muchos estados clave, en casi todos ellos controlados y gestionados por demócratas. Entonces, uno por uno, empezaron a desaparecer mágicamente a medida que se contaban votos sorpresa botados. MUY EXTRAÑO”, señaló el presidente este miércoles por la mañana.

    Aparentemente, el presidente hacía referencia en su mensaje a una situación de la que ya se había advertido, y que no hay pruebas de que esté vinculada con ningún tipo de fraude.

    La clave está en las particularidades de las elecciones este año, celebradas en medio de la pandemia, con un mayor número de votos por correo a causa del coronavirus y diferentes normas sobre cuándo contabilizar y difundir los resultados de esos votos en cada estado.

    Hay, además, un dato crucial para entender la situación: los sondeos realizados a ciudadanos registrados como demócratas o republicanos de manera previa mostraban que los primeros tenían una mayor intención de votar por correo, mientras que los republicanos preferían ir a votar el día de la elección en persona, una situación que también puede explicarse por los constantes ataques del presidente contra ese tipo de voto y la extrema polarización.

    Trump llevaba meses sembrando dudas sobre el voto por correo e insistiendo en que el ganador debía ser proclamado en la misma noche electoral, algo que generalmente solo sucede por las proyecciones de los medios y el reconocimiento que hace el perdedor, nunca por los funcionarios públicos responsables.

    En algunos territorios, como Florida, se empezaron a contabilizar votos por correo semanas antes de que se celebrara la elección, a medida que iban llegando; mientras que, en otros, como Wisconsin o Pensilvania, no se empezó a contar esa modalidad de voto hasta el mismo día de los comicios o tras el cierre de las urnas.

    Por todo ello, en algunos estados, los primeros resultados iniciales mostraron una tendencia a favor de un determinado candidato, al difundirse primero el conteo de votos en persona, por ejemplo, y luego sufrieron un vuelco a favor de su contrincante.

    Ocurrió tanto para un lado como para el otro, como se vio en el caso de Florida -que al principio de la noche pareció tornarse azul demócrata pero acabó en manos republicanas, ya que se publicaron primero los resultados del voto por correo-; o Michigan -donde ocurrió al revés: primero rojo y luego azul-.

    Es eso a lo que Trump parece aludir en su tuit, mencionando “votos sorpresa” en aparente referencia a los llegados por correo que se empezaron a contabilizar más tarde en la noche en estados clave como Pensilvania, Michigan o Wisconsin, donde el presidente apareció al principio como líder pero su contrincante fue recortando distancia posteriormente.

    De hecho, diversos analistas, políticos y medios del país ya habían advertido de la posibilidad de que se produjera este fenómeno la noche de las elecciones y pudiera confundir: lo tildaron el “espejismo rojo” o “azul” y aquí lo analizamos a fondo:

    Batallas legales
    Además de sus críticas, el equipo de Trump emprendió acciones legales.

    Ambas campañas se habían preparado con equipos de abogados de cara a la elección y los republicanos anunciaron el miércoles que presentaron diferentes demandas en estados clave para evitar, insistieron, que los “demócratas se roben la elección”.

    En concreto, hay cuatro acciones anunciadas por el equipo de Trump, en estados donde se proyectó ya ganador a Biden o donde el demócrata tenía la ventaja, menos Georgia y Pensilvania.

    Georgia
    Georgia es un firme bastión republicano que no vota por un candidato demócrata desde 1996, pero en estas elecciones el resultado en este territorio entre Joe Biden y Donald Trump está siendo muy ajustado.

    Según la campaña de Trump, un observador del Partido Republicano vio cómo 53 votos emitidos en ausencia habían sido “ilegalmente agregados” a los que habían llegado a tiempo.

    El Partido Republicano solicitó que se paralice el conteo en este condado en concreto.

    El 5 de noviembre, un juez desestimó esta demanda, diciendo que no había “evidencia” de mezcla incorrecta de votos.

    Michigan
    La campaña republicana presentó el 4 de noviembre una demanda para frenar el escrutinio porque aseguró que se le negó “acceso significativo” para observar la apertura de votos y la contabilización de los mismos, pese a que el conteo ya llegó al 96%.

    El 5 de noviembre, un juez desestimó la demanda, diciendo que se presentó demasiado tarde y que la campaña no logró defender su caso.

    Trump ganó este estado en 2016 pero un estrecho margen de 10.700 votos, y tanto medios estadounidenses como la BBC proyectan que Biden consiguió arrebatárselo este año.

    Michigan es el primer estado que los demócratas consiguieron voltear respecto al mapa de hace cuatro años y es un territorio de suma importancia, pues estrecha el camino a la reelección del presidente.

    Se estima, además, que aún quedan miles de votos por ser contados y muchos de estos proceden de regiones históricamente demócratas.

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